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Historia

Nuestro nacimiento como pueblo es poco romántico. No responde a la avanzada de fortines de la Zanja de Alsina, tampoco a donaciones generosas y colonizaciones planificadas de hombres progresistas. Tres Lomas nació en un remate. Pensado, planificado y llevado adelante con pulcritud por el dueño de las 10.000 hectáreas "de campo flor", tal como se presentaba en la publicidad que la firma martillera hacía en los diarios de la época.

Era a comienzos de 1906 y el remate sería llevado adelante en febrero de ese año.

Nuestro nacimiento responde a un conflicto que comenzaba a "solucionarse", en beneficio de algunos y marginando a otros. Dolores de parto.

Las tierras al oeste de la Zanja de Alsina, fueron asaltadas por los soldados de Julio Argentino Roca y su ladero en estos pagos, el coronel Conrado Villegas.

Es que había que consolidar un modelo de país: agroexportador, para que la Argentina se convirtiera en "granero del mundo", en tanto Europa y fundamentalmente el socio de los intereses mas poderosos Argentinos, Inglaterra, sería el "taller del mundo".

Los pueblos originarios que poblaban estas regiones: Mapuches o Araucanos, constituían un escollo para el denominado progreso, así, sin mas, nos llamaron "el desierto", para justificar la conquista de tierras fértiles que lejos estaban de ser desérticas.

El progreso era el territorio poblado por blancos, el ferrocarril, el telégrafo y también, en el momento de la conquista de estos pagos, lo fue el fusil rémington.

A sangre y fuego nacimos, aunque la historia oficial, muestra la faceta mas agradable de este proceso: hijos de inmigrantes, de italianos, españoles, portugueses, rusos y los mal llamados turcos, entre otras nacionalidades, constituyeron la mano de obra necesaria para poner en producción estas tierras arrebatadas al indio.

Pueblos Nativos para expulsar, Gauchos para pelear en los fortines, llevados de prepo y finalmente Inmigrantes para trabajar como arrendatarios una tierra que fue repartida indiscriminadamente, constituyen la matriz poblacional  de nuestro nacimiento.

No es casualidad que Antonio Blanco, representado por José María Blanco le compre a un inglés, Federico Humpreif, las 10.000 hectáreas que luego salieran a remate.

Y luego esperó-sin apuros- a que los capitales ingleses, avalados por el estado argentino, pusieran en valor estas tierras. Esperó a que el ferrocarril pasara por su campo y fundamentalmente que una estación se emplazara en sus tierras, solo que esta se llamaría Tres Lomas, tal cual la toponomia del lugar lo indicaba.

Pueblo José María Blanco, estación Tres Lomas, una pulseada, que años después se dirimiría a favor de la mirada geográfica, dejando de lado al hombre que pergeñó el remate pare enriquecerse. En 1905 obtiene la estación y recién después será el remate de chacras, quintas y lotes. Ese es nuestro nacimiento: un negocio privado que hemos tomado como fecha colectiva.

Esto nos muestra a las claras, como el modelo agroexportador fue arrasador en toda nuestra región, porque el proceso se repite en cada pueblo al oeste de la Zanja de Alsina, solo basta mirar con detenimiento el año de su fundación y veremos que siempre son cercanos: no es casualidad, sino causalidad.

En nuestro caso, el remate fue el 7 de febrero de 1906, lo lleva adelante la firma martillera Publio C. Massini, con el ferrocarril ya en servicio y la estación lista.

No hay poesía en nuestro nacimiento, al contrario, somos hijos del conflicto, de la tensión, de la expulsión de los nativos, de la desaparición del gaucho como actor social importante de la pampa húmeda, de los inmigrantes explotados por el sistema del arriendo.

Pero también podemos decir, que las miradas sobre los acontecimientos pueden ser diferentes. También somos hijos de la lucha y de la resistencia por la propiedad de la tierra que llegará bien entrado el siglo XX, somos hijos de los primeros reclamos de los trabajadores rurales y aún paridos en una especulación privada, somos hijos de nuestro íntimo deseo como treslomenses, de cumplir años todos juntos. Esa ha sido nuestra gran capacidad, el habernos convertido en un pueblo mas abierto y democrático, mas anfitrión que ninguno, con mas oportunidades y horizontes.

Cuando el 7 de febrero de 1906, el martillero vendía lote a lote, ni siquiera imaginaba, que cuando los pueblos se adueñan de su destino, reconocen su historia sin aniñarla y la complejizan para comprenderla, no es posible que la causa no se convierta en comunitaria. Un remate para enriquecer a uno será al mismo tiempo,  el nacimiento de un pueblo donde vivimos todos, sin acordarnos siquiera de la especulación originaria que nos hizo nacer. Revisar nuestra historia, es el mejor homenaje que podemos hacer a los miles de Treslomenses que entre nosotros o en otro lugar de la Argentina, nos sentimos parte de una causa común, al igual que los pioneros, los de la Sociedad Española, Italiana y Arabe, que ante las ausencias manifiestas, supieron unirse y salir adelante.